lunes, julio 30, 2007

Dice Silvia que hoy siente como si las venas se le estuvieran atrofiando, como si llevara todo el día demasiado lejos de sí misma.
Dice que ve eternas filas de mujeres y de hombres caminando por las aceras, sin rumbo fijo.
Dice que ninguno sabemos a dónde ir, ni qué hacer, ni qué decir.
Dice que parecemos fantasmas de plomo o de arena, fantasmas sin sombra, sin sol.
Dice que ella hoy buscó dónde agarrarse, donde tomar unos sorbos de vida, buscó en los otros una señal, una mirada, pero era de noche. Había anochecido.
Dice que a ella de vez en cuando se le queda la esperanza partida en dos sobre la cama, como si estuviera enferma, como si la estuvieran amputando los argumentos. Dice que días así es mejor cerrar a cal y canto el corazón y guardar silencio.
Voz de rosas y de vino,
voz de viento,
regresa a mí, deja todos los cuentos.



sábado, julio 28, 2007

Dice Silvia que ella ha conocido sólo a un hombre con semillas en las manos. Dice que ha visto cómo le brotaban entre los dedos, infinitas, de todos los tamaños y colores, de todos los metales y sabores. De todos.
Dice Silvia que es un hombre que observa de reojo su prodigio, como si no tuviera importancia, como si este hecho fuera invisible a los demás, como si no fuera nada.
Dice que a veces, pequeñas veces, momentos fugaces, se le cubren de escarcha o de nieve.
Dice Silvia que a ella le gustaría que este hombre aprendiera a mirarse las manos sólo en primavera.
Está lloviendo,
pronto florecerá
de nuevo.

miércoles, julio 25, 2007

Dice Silvia que vivir es difícil, vivir así, creyendo, obstinándose en la esperanza. Dice que ella sabe que nos faltan caricias y nos sobran reproches.
Dice que generalmente somos tan desafortunados que no reconocemos al amor brillando granate por todos los sitios, dice que pasamos de largo, o lo pisoteamos y queda ahí, triste, solitario, palpitando y vamos con nuestros costados abiertos, con nuestros corazones ulcerados, con nuestras manos y nuestras mejillas frías y sanguíneas.
Dice Silvia que a veces somos seres incapaces de reconocer las migajas de ternura con las que a todos nos obsequia la vida.
Estás ahí, amor,
en el pan, en la vida.
Estás ahí.

lunes, julio 23, 2007

Dice Silvia que si pudiera nacer de nuevo pediría una casa con luz en las ventanas, pediría campanas y palomas, una bicicleta nueva y un maestro amable. Pediría certezas y columpios y rayuelas.
Pediría una pizca de amor en cada huella, una mirada atenta o de soslayo, pediría que la acompañen a la escuela, que lean sus cuadernos, que interpreten sus silencios.
Pediría una calle llena de niños, llena de sábanas limpias y de conversaciones.
Y si esto fuera posible, pediría también volver a jugar entre los maizales, pediría los baños en el río, pediría la risa de su madre, pediría los mismos amigos, los mismos libros, los mismos perros. Pediría conservar el vestido azul y el verano y sobre todo pediría volver a tener su nombre, su apellido y su oficio tardío.
Poeta de puños gastados,
Poeta a secas.
Poeta.

jueves, julio 19, 2007

Dice Silvia que a ella le cuesta hablar. Se le quedan las palabras clavadas en la garganta como sables.
Dice que siempre fue silenciosa para sus dolores, para sus horrores, para sus amores.
Dice que cuando habla cara a cara, de tú a tú, sobre ella misma, la voz se le quiebra, frágil, delicada, se rasga en medio de la nada y apenas alcanza a explicar el lugar desde donde le nace así, traviesa, perversa, abortada.
Dice que por eso es poeta, por eso canta y por eso hoy piensa que se terminó este vivir muriendo tan callada.
Vienen las palabras
con su estela
de lágrimas golpeadas.

lunes, julio 16, 2007

Dice Silvia que el domingo cumplió años.
Dice que lloró parte del día y de la noche, que no debía volver la vista atrás, pero días así, tan señalados, no puede evitar hacerlo y recuerda los silencios, las ausencias, los miedos.
Dice que le gustaría dibujar con tiza blanca sobre su memoria que el 15 de julio alguien la esperó en la vida con las manos limpias.
Dice Silvia esto mientras su corazón descansa, agotado y piensa que hoy, 39 años después sigue esperando que la esperen nacer. Alegres.
Se me caía la tristeza por los renglones de la vida
se me caía,si,
se me caía.

viernes, julio 13, 2007

Dice Silvia que a menudo, cuando se mira en el espejo ve a una mujer despeinada y se acerca mucho para estudiarse la mirada y la siente agotada, yerma.
Dice que pasa largo rato así, observando los cráneos, los sudarios, las jaurías de chacales acosando y entonces parpadea y baja la cabeza y se sacude el polvo del vestido y sale a esperar un nuevo día, su día favorito, ese día lleno de panes y de semillas...
Andar a tientas,
sin miedo a los fantasmas.
Andar para no morirse quietos.

jueves, julio 12, 2007

Dice Silvia que somos tierra.
Dice que somos viento y agua y ceniza.
Dice que estamos llenos de huesos y de sangre y de cicatrices.
Dice que somos seres minúsculos, atroces, desdentados, sin paraísos.
Dice que estamos aquí, allá, en todos los sitios, que caminamos torcido, que temblamos en noches llenas de puñales y de codicia.
Dice Silvia que somos esto y también somos dioses cotidianos que predican a deshora, que despertamos asustados y buscamos a tientas una mano que nos indique los graneros o los sembrados.
Dice que deseamos abrir de par en par las puertas para que entre la vida, para que avance lenta y nos diga con todas sus caricias que somos una porción de amor en el universo.
Somos un puñado de niños a la intemperie
esperando que alguien nos llame,
esperando que alguien nos ame.

martes, julio 10, 2007

Dice Silvia que ella es una mujer sin dios, dice que nunca lo sintió cerca, que se hartó de llamarlo, se quedó afónica de tanto gritar su nombre, de tanto buscar su rastro.
Lo buscó tiempo y tiempo, en los trigales, en sus casas blancas, en sus sueños, en sus delirios, en sus muertos.
Lo buscó tenazmente en los libros, en el caminar recto, en los temblores, en los últimos besos.
Lo buscó. Si.
Dice Silvia que cuando era niña deseaba que dios mirara sus zapatos nuevos, o sus manos limpias o sus trenzas larguísimas. ..
¿dónde estabas,
maldita sea,
dónde estabas?

sábado, julio 07, 2007

Dice Silvia que pronto va a llover.
Dice que pronto la noche va a acercarse con todo su grosor, con toda su espesura.
En esta tierra, dice Silvia, los corazones tiran pero nadie parece hacerles caso.
Dice que ella quisiera llenar las manos de pájaros, le gustaría escribir en las frentes “no estamos solos”, le gustaría robar las piedras que todos llevamos, esas piedras que nos hacen caminar a paso lento, dice que le gustaría limpiar con un paño tibio, una a una, todas las lágrimas que se esconden en el fondo, allí donde pocos llegan.
Silvia dice esto y lo dice, hoy, ahora mismo, mientras sus pensamientos hacen ruido, mientras chirrían y le dan puñaladas.
Dice esto segura de que un día, un día cualquiera sin lluvias y sin noches espesas, la vida dejará de masticarnos febril y enferma, segura de que un día, pronto, quizás mañana, podremos mirarnos a los ojos sin sentir tanta vergüenza.
¿qué vamos a hacer
con tanto desamor
repartido por las esquinas?


martes, julio 03, 2007

Dice Silvia que le gustaría aprender a lavarse los ojos, sí, dice que le gustaría ir al río, ponerlos a remojo, perfumarlos con agua de lavanda y después, con ellos aseados, dice que le gustaría sentarse a contemplar el mundo lleno de asombros.
Dice que le gustaría eso, tener esa mirada sin edad, ni blasfemias.
Dice que ayer cuando sus ojos iban a ser sepultados con el gastado parpadeo de piedra, alguien se acercó a ellos y se los limpió.
Con destreza,
como si fuera un oficio antiguo,
sacó brillo y barrió toda la pena.