jueves, julio 12, 2007

Dice Silvia que somos tierra.
Dice que somos viento y agua y ceniza.
Dice que estamos llenos de huesos y de sangre y de cicatrices.
Dice que somos seres minúsculos, atroces, desdentados, sin paraísos.
Dice que estamos aquí, allá, en todos los sitios, que caminamos torcido, que temblamos en noches llenas de puñales y de codicia.
Dice Silvia que somos esto y también somos dioses cotidianos que predican a deshora, que despertamos asustados y buscamos a tientas una mano que nos indique los graneros o los sembrados.
Dice que deseamos abrir de par en par las puertas para que entre la vida, para que avance lenta y nos diga con todas sus caricias que somos una porción de amor en el universo.
Somos un puñado de niños a la intemperie
esperando que alguien nos llame,
esperando que alguien nos ame.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese hollar por la piel de los caminos en busca de una voz que no nos nombra también forma parte de la vida. Lo que no debemos es perder la esperanza de escucharla.
Beso.

Irantzu dijo...

Demonios, que bien escribes.
Mientras más bajo en el blog, más me pregunto ¿cómo es que no hay más visitas aquí?