jueves, mayo 31, 2007

La construcción del muro del apartheid entre Cisjordania e Israel, a parte de ser una desfachatez estética, tiene gravísimas consecuencias humanas. En su primera fase cerca de un 2% del territorio de Cisjordania ha sido confiscado, 16 poblaciones han quedado aisladas, 238 Km cuadrados de tierras agrícolas han quedado separadas de sus propietarios, una cincuentena de pozos de agua se sitúan en la parte occidental del muro, miles de olivos y árboles frutales han sido arrancados y su madera adquirida ilegalmente por empresarios israelíes...
En definitiva con la construcción de este muro pretende anexionarse una parte muy importante de territorio, la confiscación de recursos necesarios para la supervivencia y la concentración en ghetos de la población palestina.

Está el pueblo clavado en una cruz,
un muro atraviesa su costado,
la corona abre heridas,
los clavos son muy largos.
Sujeta queda la derecha mano,
mientras la izquierda simplemente tiembla.

Está el pueblo clavado en una cruz,
en el templo comen cordero,
la noche viene lenta
para los canteros
que trabajan a destajo
ebrios de vinagre o hiel.

Está el pueblo clavado en una cruz,
un muro lo atraviesa de lado a lado,
nadie cuidará los olivares viejos
sin doler el mismo costado
sin acatar al dios de los asnos.

Está el pueblo clavado en una cruz.

A todos los pueblos les duele el mismo costado,
a todos les sangra la insistente herida,
a todos crucifican en nombre de no sé qué espantos,
a todos desangran clavados en cruces propiedad de falsos beatos.
Van de Herodes a Pilatos,
matan inocentes y se lavan las manos
El pueblo continúa clavado en la cruz
con sus rodillas dobladas
mientras el muro que lo parte crece
como crece el odio
y crece
y crece.

NOTA: Poema perteneciente al libro :”No está prohibido llorar con los supervivientes” de Silvia Delgado Fuentes


martes, mayo 22, 2007

Dice Silvia que cuando era niña, en verano, entraban pájaros por la ventana de su habitación.
Dice que ella quería rescatarlos para que no se golpearan contra las paredes, para que no sufrieran al chocar contra los cristales, contra los espejos, enredados entre las cortinas, entre los gritos, con los ladridos. Y los perseguía hasta atraparlos.
Dice que con ellos en sus manos corría lejos, lejos de aquella casa blanca, de aquel silencio, de aquella infancia y en el campo abría sus puños y el horror que había presenciado de plumas, de huesos machacados, de pájaros matándose se convertía en un aleteo feliz y peregrino.
Silvia piensa que la vida para ella es esta metáfora, es ese volverse loca, ese no encontrar escapatoria, ese ir desangrándose en cada golpe, en cada paso.. hasta que una manos tibias la atrapan y se produce el milagro.
tanto cristal,
tanto golpe,
tanto inútil aleteo.

lunes, mayo 21, 2007

Dice Silvia que hoy buscó a tientas un lugar donde agarrarse.
Dice que caminó ciegamente, como si el mundo fuera a terminar de golpe y sentía como si todos los dioses estuvieran muertos, como si sus pasos torpes no llevaran a ningún sitio.
Dice Silvia que sintió que la tierra quemaba bajos sus pies, que no era nadie, que se habían caído todas las canciones y que sus ojos estaban oscuros, lejanos, sin voz, sin ganas.
Silvia ahora quita importancia a esto y mientras recoge los escombros que quedaron, piensa que hoy encontró dónde depositar su aliento, que lo dejó suavemente como si fuera un pájaro herido. Y sintió, por primera vez alivio.
Arrojo al mar mi tristeza
para que se la beban
las sirenas sedientas.

domingo, mayo 20, 2007

Dice Silvia que hoy tiene frío, que aunque las personas van en mangas de camisa y luce el sol espléndido, ella tiene frío, si, le nace desde dentro, en el tuétano, le atraviesa, la piel, los huesos, como si fuera su peor enemigo, su mejor enemigo, su feroz adversario.
Y lo es.
El frío afila los cuchillos, inventa muertos que no existen, empuja hacia el abismo y deja finalmente a las personas desnudas y temblando..
Dice Silvia que días como hoy le gustaría que alguien le abriera su corazón en hoguera, le gustaría que alguien la dejara quedarse ahí un ratito, el tiempo suficiente, a los pies de cualquier lugar tibio, que la dejaran quedarse hasta deshacer con fuego ajeno todo su hielo, todo su miedo.
El miedo entra a saco,
sin permiso,
desaloja los besos y deja tiritando los sueños.

jueves, mayo 17, 2007

Dice Silvia que hoy estuvo en la oficina de una compañía telefónica. Dice que aguardó su turno durante largo tiempo, que delante de ella, esperaban varios ancianos.
Dice que le sorprendió esto y puso atención en escuchar sus reclamos.
Ninguno reconocía los números a los que habían llamado.
Ninguno comprendía por qué tenían una conexión a internet que no utilizaban.
Ninguno entendía las facturas.
Y ninguno sabía cómo iban a llenar la nevera después de pagar esas conversaciones extras.
Dice Silvia que mientras estaba ahí, observando a las trabajadoras risueñas, hermosas, bien peinadas, mientras las veía, pensaba que todas ellas son cómplices de un fraude enorme y no les importa nada, ni el cansancio ni la terrible humillación de estos hombres y mujeres que deben agachar la cabeza y pagar como dios no manda.
Dice Silvia que se alejó triste, cabreada, maldiciendo esta sociedad de mierda que sólo respeta a los fuertes y a los más débiles los estafa.
perdón, viejos,
perdón por nuestros olvidos,
por nuestra desgana.

miércoles, mayo 16, 2007

Dice Silvia que las casualidades no existen. No.
Dice que la vida no es un secreto que se desvela arrojando los dados sobre la tierra , dice que somos dueños absolutos de nuestros misterios.
Silvia dice que ella hoy camina con el destino guardado en sus zapatos, dice que lo cambia de sitio a su antojo, lo deja descansar bajo la almohada o lo esconde en sus bolsillo o cerca del pecho, dice que lo olvida en la barra de los bares o lo factura, lejos muy lejos.
Dice que siempre vuelve a sus manos, que lo encuentra tiritando, innecesario, con su larga lista de malos presagios y dice Silvia que no le hace caso.
Que con ella seguro, se está equivocando.
Uno, dos, tres,
todos los destinos
se pueden deshacer.

martes, mayo 15, 2007

Dice Silvia que se ha reconciliado con la poesía. Que su enfado ya duraba meses, que se sentía como mordiendo tierra , como tragando arena. Dice Silvia que se sentía sola, solísima, que todo le sonaba a hueco, a eco, que escribía verso a verso sobre tumbas abiertas, sobre calaveras, sobre cuencas vacías.
Dice Silvia que sentía que sus poemas eran estériles, sin pólvora, que eran como pájaros con el vuelo extraviado.
Dice que ella no desea escribir poemas como ofrendas, no, así no los quiere, quiere que de sus versos cuelguen larvas, piojos, costras, que rieguen con sus letras, con su sangre, con su orina todas las patrias degolladas...
Cruza los dedos para que sus poemas no suenen a lejos, a desierto, para que su poesía no sea, de medias tintas, de medio pelo, de hipocresías.
Cruza los dedos para que la poesía que ella escribe esté siempre al lado de las casas humilladas, de las más derrotadas.
Cerca del infierno, a años luz del paraíso.
Con toda su hambre por bandera.
Que así sea.

domingo, mayo 13, 2007

Dice Silvia que de vez en cuando pone su mano en el pecho para asegurarse de que su corazón está en el sitio de siempre y a través de la piel, sentir el grosor de sus heridas, el tacto rugoso, áspero, de sus infinitas pústulas.
Dice que necesita, de vez en cuando, recordar que lo mordisquearon las bestias.
Dice que se pone la mano en el pecho y cierra los ojos y pide silencio, entonces camina con sus dedos lentamente hasta sentirlo, tozudo, en su movimiento..
Dice que esto le ocurre a veces, necesita esta certeza, saber que aún vive, pese a todo, con sus obstinados lutos y abismos, con sus sueños claros y sus pájaros, necesita la confirmación de que nada fue en valde.
Ya no están los portales oscuros, ya no está a la intemperie esperando.
Ya no está la idiota dentro con su látigo.
Y esto, dice Silvia, necesita no olvidarlo...
Dicen que los que están con el agua hasta el cuello
no pueden agachar la cabeza.
Y yo creo que esto no es cierto.

sábado, mayo 12, 2007

Dice Silvia que cuando se pregunta por su vida le parece que aún está demasiado desordenada.
Dice que le gustaría que fuera como la casa de su madre, limpia y acogedora. Le gustaría que entren en ella sin llamar, que todo huela a lavanda, a madreselva, que cada cual sepa cual es su sitio, que todo sea silencioso, cálido, entrañable.
Pero su casa, es decir, su vida, parece un laberinto.
Silvia dice que ella regala a quien lo quiera, el camino exacto para no perderse, la llave maestra que abre todas las puertas, dice que promete dejar una madeja de hilo a la entrada, promete tirar trozos de pan o de galletas por el camino para que después puedan salir, para que no tengan miedo a convertirse en piedra.
Dice Silvia que ella espera mirándose las manos con todo su dolor por domicilio, con todo su amor desocupado por si alguien, quien sea, entra.
Siempre está abierta
no hace falta que golpees
la puerta.

viernes, mayo 11, 2007

Pido silencio mientras escribo.
Pido silencio para escuchar los gritos,
no entretengan mi canto con estrellas
ni con dioses que asesinan.

Es de noche y continúa anocheciendo.
Pido silencio mientras escribo,
no me den la mano,
la tengo entretenida con esta poesía.

Pido silencio,
silencio es todo lo que pido,
silencio mientras escribo y sumo
cada uno de los gritos
a los gritos de hace un segundo.

Pido silencio.
Es todo lo que pido.
La noche se alarga,
los crímenes hacen daño con su ruido.

Yo estoy aquí,
Yo estoy aquí
Y no sirvo de nada.

NOTA: Poema número 20 del libro “Canción inútil para Palestina” de Silvia Delgado Fuentes

jueves, mayo 10, 2007

Dice Silvia que hoy estuvo con una amiga y entre cerveza y cerveza, se confesaron sus miedos:
Miedo al dolor, al deterioro, a la desmemoria, a presenciar terrores ajenos, extraños, miedo a mal vivir, a vivir mal, a sobrevivir, miedo a la soledad, a los fantasmas, a la anestesia social, a la ignorancia, a la arrogancia, a la noche, a la violencia, a la hipocresía, a la mentira, a la escasez.
Miedo a las despedidas, a las arañas, al agua, miedo a los insultos, a los beatos, a los déspotas, a los que torturan, a los manipuladores, a las ratas, a las alcahuetas.
Miedo a los verdugos, a los que tiran la piedra, a los que esconden la mano, a los censores, a los que no cantan, a los chacales, a los que nunca besan, ni acarician, ni admiran.
Miedo a las tormentas, a nadar a contracorriente, a la afonía, miedos pueriles, triviales, pasajeros, miedos que producen parálisis, que hacen que termine la calma, miedos convenientes, miedos que sujetan la queja y la axfisian.
Miedo a rendirse,
a aceptar la rendición sin dar batalla.
a morir en falsa rebeldía.

martes, mayo 08, 2007

Dice Silvia que hoy se siente muy cansada, dice que le pesan las horas y cada movimiento o latido o palabra le desgarra.
Dice que se siente como si fuera una inmensa mujer de piedra, como si fuera una enorme roca en donde no florece nada. Nada.
Dice que hoy le hablaron de pájaros, de niños traviesos, de primaveras, dice que vio a la gente feliz y ella se sintió lejos, muy lejos... como si todo esto fuera un delirio, una farsa, una estafa.
Dice Silvia que días así, es mejor quedarse en casa, no mirar por la ventana.. dejar que pase la tristeza, quedarse quieta muy quieta, que no oiga que respiras, que se marche con su carga, que habite en otro cuerpo, en otra vida.
Si, días así es mejor dejar que la tristeza plante rosas en otra calavera.
Tus palabras
ya no caen en mi pecho
como pedradas.

lunes, mayo 07, 2007

Dice Silvia que vivir es un asunto difícil.
Dice que en ocasiones la vida se convierte en algo tan complicado que nos convierte en exiliados de nosotros mismos. Dice que si, que es jodido vivir, que esta existencia es cochina y despiadada, es mezquina y solitaria. Nos hace caminar descalzos sobre fuego y nos presenta a dioses que nos dan de lado y amores que nos dejan aterrados y temblando... Nos hace llorar a cada rato y nos obliga a despedidas que no firmamos en contrato y nos tortura y nos aniquila y nos ordena no salirnos de la raya, de la puta raya, y nos apunta a la nuca y nos dispara a bocajarro ...
Por eso la vida, dice Silvia, es un asunto difícil para el que nadie está preparado, por eso necesitamos que nos den la mano, que nos ayuden a levantarnos, que nos den tiempo o si nada de esto es posible, que nos dejen en paz, sin molestarnos.
A veces, sólo a veces
limpiamos mejor
la mierda en solitario.

domingo, mayo 06, 2007

Dice Silvia que no puede ver llorar a las personas que ama. Dice que no soporta comprobar cómo la pena trepa terca, segura, hasta llegar a sus entrañas..
Dice Silvia que preferiría que todo ese dolor ajeno se quedara dentro de ella, en sus venas, hasta reventarlas.
Dice que desearía arrancarse los ojos para no ver nada, nada, morirse un rato, marcharse lejos...
Dice que a duras penas consigue alcanzar la esperanza, que se le escurre y le sonríe burlona y disimula y le explotan frente a la cara sus carcajadas fantasmas.
Silvia dice que días como estos esconde bajo los párpados la imagen tristísima de su madre llorando...
Y es inútil intentar olvidarla.
Cuando lloras
mis sueños
hacen aguas.

viernes, mayo 04, 2007

Dice Silvia que a veces le parece que la vida le aparta, le da manotazos, le arrincona sin modales. A veces, dice Silvia, parece que se obstinara en no dejarla en paz, mezquina y depravada.
Silvia dice esto cuando el aire no le alcanza y entonces cree que su vida es una mala vida, una triste vida, una vida que canta tiritando.
Y entonces dice que desearía quemarse a lo bonzo, desaparecer, convertirse en otro cadáver sin nombre, sin amor, sin familia.
Dice Silvia que esto le ocurre con frecuencia, que a veces se convierte en una mujer con una ceguera estúpida y no ve que más allá de los días de niebla y de frío, más allá de los recuerdos, del miedo, del dolor, más allá de mí, de ti, .. más allá hay alguien, quien sea, que la espera, al otro lado del mar o de la acera, al otro lado del espanto, del insulto, de la decadencia...
Al otro lado, al otro lado, si, al otro lado, dice Silvia.
Siempre hay alguien que espera.
Busco mi esperanza,
alguien, sin permiso,
la ha guardado.

jueves, mayo 03, 2007

Millones de consumidores ricos del primer mundo fallecen por enfermedades relacionadas con la riqueza (enfermedades coronarias, infartos, diabetes y cáncer) provocadas porque se atiborran de ternera y otras carnes ricas en grasa alimentadas a base de cereales, mientras que en el tercer mundo la gente muere de enfermedades provocadas por la pobreza al negársele el acceso a la tierra para cultivar cereales con los que alimentar a sus familias...

Se han muerto de hambre
mientras recogían café,
mientras alimentaban el ganado,
mientras molían el trigo,
mientras vendían miel.

Se han muerto de hambre
porque son jornaleros,
porque no tienen huerto,
porque no les alcanza el dinero,
porque no ponen ellos el precio de los alimentos,
porque viven en el infierno.

Se han muerto
para que nos ahoguen los desperdicios,
para que la gula sea virtud y no vicio,
para que la digestión pague sus tributos,
para que los bien nutridos obtengan beneficios.

Se han muerto
de muerte anónima,
de muerte silenciosa,
de muerte predecible,
de muerte estratégica,
de muerte oportuna,
de muerte convenida.

Se están muriendo
Ayer y hoy.
Antes y ahora mismo.

Se mueren de hambre
triturando la hiel de la codicia
con colmillos de furia,
con colmillos de injusticia.

NOTA: Poema del libro “No está prohibido llorar con los supervivientes” de Silvia Delgado Fuentes

miércoles, mayo 02, 2007

Dice Silvia que hoy, desde que despertó, tuvo ganas del llorar.
Si, como si esta tibieza con la que respira fuera el compás, el ritmo acompasado de la lluvia y de las lágrimas. Como si fuera el latido necesario para sobrevivir. Dice que seguramente todo el mundo se siente de vez en cuando así. Seguramente caminamos por el filo de la tristeza sin llegar a caer dentro de ella, seguramente todos caminamos por el filo de la alegría sin llegar a caer tampoco definitivamente y vamos así, despacio, rítmicamente, con este miedo imposible al tropiezo, al traspiés, al desvanecimiento.
Dice que cuando se siente así llama a su madre y se van las dos a tomar unos vinos.
Y beben en silencio, lentamente y les parece que afuera están en llamas, les parece que afuera, quedaron los escombros, los aullidos, los rencores, la mala vida y ellas, ambas, las dos, por un momento están a salvo, les parece que al fin encontraron un refugio y son para siempre imbatibles.
Mi madre es una mujer limpísima,
barre todas las mañanas su alma
y sacude, del corazón, la porquería.