sábado, abril 28, 2007

Dice Silvia que ha decidido no hacer caso a los eruditos, a los pedantes ni a los malditos... dice que de ahora en adelante ya no va a leer ni a Rimbaud, ni a Baudelaire, ni a Silvia Plath... dice que ella prefiere palabras de tierra, de harina, palabras que se oxidan con el roce de la piel, palabras cotidianas, tibias, palabras que muerden el frío, que te dejan rastro, palabras que se levantan temprano y te señalan los disparos, las guillotinas, palabras que se mueren enfermas, o las matan o las torturan , palabras dichas de frente, entre barrotes, desde el abismo, palabras sin eufemismos, palabras –puñales o palabras –caricias...

“Hay hoteles de cinco estrellas y cárceles de cinco cadenas”... (escrito por Sergio Karime, preso en la cárcel de Basauri)

Estas, dice Silvia, son las palabras que de ahora en adelante yo quiero leer
Ni eruditos, ni pedantes, ni malditos,
Hombres y mujeres,
sencillamente humanos.

viernes, abril 27, 2007

Dice Silvia que hoy está alegre, que no entiende por qué. No hay una razón concreta, no tiene flores en la ventana, ni un amante compartiendo su almohada, está lloviendo, hace frío, la vida continúa con su digestión lenta , afuera están los mismos niños con sus piedras, los mismos ancianos con sus babas, los mismos borrachos con los codos apoyados en las barrras... pero ella está contenta.
Dice que hoy su felicidad salió de un portal oscuro y se pasea moviendo sensual las caderas, como si dios estuviera entre sus piernas, igual, igual.
Silvia dice que le gustaría dar cobijo eternamente a esta idiota que ha descubierto en ella... si, le gustaría ignorar para siempre que caminamos por la orilla de la vida como si no tuviéramos remedio, como si no tuviéramos nada que ver con esta realidad de náusea, egoísta y perversa.
¿quién está limpio?
¿quién tiene las manos limpias?
¿existe?

miércoles, abril 25, 2007

Cerca de 31 millones de estadounidenses no saben de dónde va a salir su próxima comida.
15.6% carece de seguro médico.

18000 personas mueren cada año porque no tuvieron atención médica o muertos de frío...
8´2 millones de parados.

13% personas sin hogar.
Etc, etc, etc.....

La bestia babea con deleite,
camina revisando su desastre,
aferrados a sus calzones,
temiendo caerse y ser pisoteados
rezan oscuros nigromantes.

La bestia tiene herida la voz y las ideas,
no sabe lamerse los ultrajes,
prefiere ser caníbal y alimentarse de su sangre,
prefiere masticar su propia carne
antes que reconocer que tiene hambre.

La bestia llega a todas partes,
destroza con sus caries
el pan, la tierra, el aire,
destroza, de los otros, el futuro
y de sí mismo,
devora el presente.

La bestia no llora
ni amamanta a sus hijos,
ni los despioja,
ni los acaricia.
La bestia aborrece
a quien le exige pan, techo o abrigo.
La bestia se sacude
los proyectos milagrosos,
aparta a manotazos
a aquellos que se atreven
a robarle los cántaros o el grano.
La bestia es peor bestia,
si cabe,
para sus padres, hijos y
para sus hermanos.

NOTA: poema de Silvia Delgado Fuentes incluido en el libro "No está prohibido llorar con los supervivientes"




martes, abril 24, 2007

Dice Silvia que estos días pasados estuvo en Londres.
Dice que viajar le ha cansado la mirada, le ha arrancado el deleite. Sus ojos son como cuencas vacías de sorpresas y no hay lugares que les estremezcan, ni bajo las balas, ni bajo las palmas, no hay lugares.. ni Londres ni Beirut.
Después de tanto tiempo buscando su sitio en este mundo, dice Silvia que lo ha encontrado.
Cerca, aquí, en su mismo barrio.
La mejor travesía
es la que tiene como destino
uno mismo.

jueves, abril 19, 2007

Dice Silvia que a veces cerramos las puertas a cal y canto, las sellamos para esconder lo trágico, lo amargo, dice que a veces, la noche dura primaveras, y casi alcanzamos a sumar un par de corazones a nuestro costado.
A veces ocurre.
Otras veces, sin embargo, nace el canto en cada esquina y somos arcilla o somos viento o maíz o poesía.
A veces, a veces..
Nada esta escrito.
La vida es este triste o alegre “ir tirando”,
este triste o alegre “ir caminando”.

miércoles, abril 18, 2007

Dice Silvia que no odia a nadie.
No odia a los que le pusieron zancadillas, ni a los que le golpearon la espalda, ni a los que le arrancaron los besos de las almohadas tibias en las tibias mañanas.
Dice que podría empeñarse en odiar sus desastres, sus derrotas, sus ausencias, sus impaciencias, podría odiar a las personas que le han dejado la sola huella de la indiferencia, podría repasar una a una sus caras, sus manos, sus palabras pero todo esto la llevaría de nuevo al principio, a su soledad tremenda, a su tristeza negra, a sus sueños fúnebres..
Dice Silvia que hoy prefiere abrir las puertas y que la lluvia moje sus poemas, que los empape, que goteen calma.., que se llenen estas líneas de pan y de semillas.
Simplemente prefiere todo esto antes que volver al origen, cuando Silvia era una agria mujer mirando desde el vacío hacia ningún sitio.
El odio es el camino más sencillo,
para saber por dónde andas
mira si encuentras rosas o sólo espinas.


martes, abril 17, 2007

Dice Silvia que desde que ha dejado su trabajo con ancianos tiene todo el tiempo del mundo y le sobran los paseos y lee libros y hace deporte y escribe y escribe y escribe.
Dice Silvia que es como estrenar vida, como mirar al sol sin tener prisa.
Ya no hay cicutas ni escorpiones en sus amaneceres, ya no visten de luto sus sueños, ya no.
Vivir ya no es sólo una costumbre, vivir hoy para Silvia es hacerlo a pleno pulmón, a pecho descubierto, vivir y salvarse de toda cacería, de todo abandono, de toda desidia. Vivir, dice Silvia, vivir, verso a verso, golpe a golpe, vivir, a pulso, a contracorriente. Vivir de una vez por todas, husmear el deseo en cada esquina, empaparse de besos y...
Amar con la urgencia de los desahuciados.
Amar si el corazón aguanta.
Amar, amar, amar... y punto.

lunes, abril 16, 2007

Dice Silvia que hoy fue a la playa a leer un rato. Primero tomó una cerveza en el bar de siempre, y después, con Leopoldo María Panero bajo el brazo, caminó lenta y animadamente... pero la bucólica mañana terminó cuando se encontró con su amigo Alberto.
La cortisona está haciendo polvo a este hombre, ha deformado su cara, sólo queda de lo que fue, una risa amable, tierna, pero demasiado cansada. Iba acompañado de sus familiares y no quiso conversar como antes, se sentía avergonzado de su monstruosidad y se marchó a toda prisa.
Después Silvia, no tuvo ganas de leer más, no quiso leer más, se sintió ridícula por haber nacido poeta en este mundo de vecinos generosos, en este mundo de sufrimientos mal compartidos y se preguntó, de vuelta a casa, para qué, para qué su poesía si no la van a leer estos hombres y mujeres que escriben verso a verso poemas con sus vidas.
En la calle están escritas
todas las canciones de cuna
y todas las elegías.

domingo, abril 15, 2007

Dice Silvia que hoy vino Amancio a su casa, traía su sonrisa negra, desdentada, y una bolsa llena de pescado.
Dice Silvia que Amancio es flaco, tímido, reservado. Dice que lleva los huesos machacados por el trabajo, la piel reseca, la memoria llena de heridas y dice que camina sin dios y sin pecado.
Silvia siente cuando mira a este hombre viejo que el mundo cabe en sus ojos y que en sus manos está toda la poesía.
Dice que Amancio es el hombre más importante que conoce y cuando la visita, con su presencia, con su hablar tranquilo y profundo llena de dignidad el aire que ambos están respirando.
Sólo nos quedan un montón de huesos
gastados por los besos
y los sueños.

sábado, abril 14, 2007

Dice Silvia que esta tarde le dijeron que una amiga suya había intentado suicidarse, le dijeron esto con eufemismos, claro, algunas palabras ni se tocan. Tenemos miedo a pronunciarlas.
Dice Silvia que esta sociedad de mierda nos provoca tanto vértigo que a veces sólo nos queda arrojarnos al abismo, que esta sociedad está tan enferma que no nos permite ver más allá de la niebla, más allá del miedo, más allá .
Dice Silvia que su amiga se rompió y nadie lo vio porque parpadeamos demasiado, porque no queremos poner nombre a los dolores. Porque ocultamos nuestros quebrantos.
Dice que su amiga olvidó un momento que no estaba sola y quiso poner fin a su delirio.
Dice Silvia que lo primero que va a hacer cuando regrese Inma del viaje a ningún sitio, cuando estén cara a cara, será pedirle que hable hasta hartarse, que llene sus silencios, que no calle.
La fragilidad de las personas
se mide en sus silencios
no en sus cantos.

viernes, abril 13, 2007

Dice Silvia que se asusta de su propia ingenuidad.
Dice que esto le produce risa pero también vergüenza.
Dice que le cuesta comprender el mundo, que no entiende los pensamientos de la gente en las batallas, no comprende la crueldad, las blasfemias, no comprende a las bestias, en las fronteras ni en las familias.
Dice Silvia que no hace mucho vio un chacal.. y se le heló la sangre. Lo vio sin su disfraz de hombre bueno, babeando veneno...
Dice Silvia que no podrá olvidarlo, que confiadamente, le regaló sus palabras, sus esperanzas, le dio sus promesas, sus confidencias, le dio todos sus errores y todas sus vulnerabilidades y entonces la atacó para hacerle daño, para demostrar quien manda, para demostrar quien tiene el poder de amansar a las poetas.
Saben agrias sus palabras,
son ásperas, huelen mal.
No son de hombre. Son de chacal.

jueves, abril 12, 2007

Dice Silvia que hoy murió Sara, su perra. Una mastín miedosa y melosa. Catorce años juntas, catorce. Catorce años viéndola correr torpemente, catorce años de lametazos, de mordiscos, de ladridos. Catorce años de lealtad absoluta.
Dice Silvia que llevaba tres días sin levantarse, con problemas hepáticos, renales, .. dice que cuando vino el veterinario Silvia se acercó mucho a su perra y le dijo: perdóname, perdóname Sara, por hacerte esto, y le acarició la cabeza, la nariz, los ojos, mientras la inyección letal hacía su trabajo, y se miraron morirse, largamente, largo rato, largo rato, si, siglos, hasta que sus ojos se quedaron inertes y entonces lloró porque amaba a este animal. Y aún sigue llorando..
Llora porque no existen los milagros, porque las despedidas siempre le parecen breves, a penas unos besos o unas caricias, apenas, y ya se han ido y dejan a Silvia más sola, más pobre, más triste, más derrotada.
La dejan perdida en su laberinto, maldito laberinto, maldito, jodido laberinto, invisible.
Morirse de cualquier modo,
es morirse solo,
sin dios ni familia.


miércoles, abril 11, 2007

Dice Silvia que esta mañana conoció a un hombre que le habló de su soledad. De esa soledad que espera detrás de la puerta, de esa soledad que destempla, que indica que todo en la vida ha terminado, de esa soledad que duele en todos los costados, que no tiene consuelo porque nace y muere dentro, muy dentro, lejos, muy lejos.
Dice Silvia que calló todo el rato, que escuchó paciente su acritud, su aliento desesperanzado, su ausencia de coraje.
Dice que al escuchar estas palabras pensaba que el mundo esta lleno de seres así, tristes, incapaces de ver luces, hábiles sólo para descubrir sombras siniestras.
Dice que mientras escuchaba a este hombre hablar, ella tomaba su café de todos los días, lentamente, sorbo a sorbo, gota a gota y asumía que la soledad es así, ciega, egoísta, incapaz de ver que frente a ella misma otra persona igual de aterrada está mansamente callada y está deseando también ser escuchada.
Apenas somos algo,
bandadas de seres solitarios,
sin rumbo, ni plegarias.

martes, abril 10, 2007

Dice Silvia que cada uno de nosotros vive su propia vida como si no fuera a acabarse nunca, como si tuviéramos un elixir o un secreto, como si la eternidad fuera una certeza.
Dice Silvia que vivimos con absoluta temeridad, que somos suicidas del amor y del trabajo y dice que diariamente enterramos muchas cosas. Muchas. Que arrojamos puñados de ceniza sobre ellas y lloramos alguna lágrima y prometemos venganza o memoria como si nada.
Silvia dice esto porque tuvo que desenterrar sus decepciones, ponerlas a secar al sol, acomodar sus vestidos, tuvo que mirarlas cara a cara, llamarlas por su nombre, y decirles aquí estoy, soy vuestra, con mis huesos restaurados, aquí estoy, con mi arado, con mis versos convertidos en tierra.
Dice Silvia que ya están sus fosas vacías, ahora, dice, todo está en orden.
Ya puede recibir las visitas del amor y de la poesía.
Y tiene prisa porque ha aprendido que su vida termina.
Y tiene prisa.
el corazón conoce
cada una de las sepulturas
donde te escondes