martes, marzo 27, 2007

Silvia Delgado Fuentes, volverá el 10 de abril.
Con su pequeña o mediana esperanza,
con su tozuda esperanza,
para entregársela a quien aún esté esperando,
para que vayamos tirando,
para que vayamos.

sábado, marzo 10, 2007

Mujeres de adobe,
cuencas vacías, manos sin huellas,
voz que no cuenta, geografías en venta.
Mujeres de petrificada memoria
que perdieron el cielo, las raíces,
las miradas, las protestas.
Mujeres en alcobas con cadenas,
mujeres tendidas, con las piernas abiertas,
el amor es ciénaga sólo de poetas,
el amor es invento de soldados y de doncellas.

Estas mujeres que se esparcen
en colchones apátridas,
que se hacinan en cuartos
donde llueven carencias,
que aguardan bofetadas y se alimentan
de mucha agua, poca sal y menos harina,
estas mujeres víctimas
de la maldad y de la pobreza,
soportan, desde que se despiertan,
la invasión implacable del cuerpo
y tratan de reunir hebras de esperanza
con las que defender su vida
a pesar de las afrentas.
Estas mujeres,
convertidas en carne de oferta
se maquillan sin espejo,
creen en dios a pies juntillas,
mientras las embisten,
se aferran a la cruz
y piensan que para ellas
la vigilia es su peor pesadillla.

NOTA: Poema de Silvia Delgado Fuentes del libro, “No está prohibido llorar con los supervivientes


viernes, marzo 09, 2007

Dice Silvia que pronto, su vida va a dar un gran cambio. Dejará de trabajar con ancianos.
Ya no agarrará la mano de los viejos hasta que amanezcan muertos.
No. Se terminaron las llagas, las ulceras, las bilis, las babas, se terminó presenciar sus soledades, sus fatigas, sus asfixias. Se terminó, si, se terminó ver deambular a seres vacíos de sí mismos, se terminó mirarles a los ojos para decirles, que si, que se están muriendo, solos, solos, solos.
Se terminó, maldita sea.
Se terminó presenciar diariamente, minuto a minuto, gota a gota, la ingratitud de la existencia. Se terminó si, ya no será testigo de tanta vida silenciada, arrinconada, mal coloreada.
Se terminó trabajar con el dolor como única herramienta.
Por eso tiene miedo, porque hizo de todo esto una costumbre y ya no sabe cómo hablar sin sentir que el que está enfrente tiene prisa, que el tiempo se le acaba, que le roe los huesos y las palabras.
Pronto, dice Silvia, deberá decirles a los viejos que se marcha y llorará porque les ama.
Adios viejos,
Otra mujer dará cuerda
a vuestros corazones.


miércoles, marzo 07, 2007

Dice Silvia que ella, identifica a cada una de las personas que conoce con un animal. Dice que hay quien es un asno, quien un toro, los hay que son avestruces, los hay gallos, flamencos, palomas, sapos, camaleones.
Hay quien es víbora, quien perro callejero, quien lechuza, quien cerdo.
Hay personas- jilguero, personas- tiburón, personas- oso, o zorro o cigarra o piojo.
Hay quien es ladilla, quien rata, quien delfín o ballena.
Hay personas amebas, o koalas, hay dinosaurios, quetzales, hay cuervos, mofetas...
Dice Silvia que hoy conoció a un hombre que era lobo.
Dice que aullaba desde unos ojos profundos y aterrados, desde un fondo tenebroso, oscuro.
Dice que aullaba.
Y que no daba lástima.
No hace falta que muestres los dientes,
No hace falta que enseñes las garras,
Es suficiente con mirar tus ojos yermos.


lunes, marzo 05, 2007

El mapa del sida coincide con el mapa de la pobreza. Pero cambiar este mapa no es fácil. Estos estados no sólo carecen de sistemas educativos y sanitarios adecuados contra la enfermedad sino que además muchos de ellos estan aplastados por el enorme peso de la deuda externa. Deuda, por cierto, pagada una y mil veces y que siempre hay que volver a pagar.

Sudáfrica es hoy uno de los paises más afectados por la pandemia...


La pobreza infecta
mientras la usura gobierna.

*

No hay dinero para pan,
no hay dinero para escuelas,
no hay dinero para detener la epidemia.
No hay dinero,
debemos pagar la deuda
a prestamistas de patrias ajenas.
Debemos pagar la deuda
adquirida por próceres encarcelados.
Debemos pagar una deuda que no es nuestra
mientras el continente fenece.
Debemos pagar la deuda
con diamantes, oro y muerte
aunque los cadáveres se agolpen
aunque los enfermos protesten.
Debemos pagar la deuda
domingo, martes o jueves

El gobierno firma cheques en blanco
a los boticarios
mientras niños, mujeres y hombres desaparecen.

Nunca la vida tuvo un valor tan rebajado.

Se mueren de pobreza.

Se muere porque la piedad
cotiza demasiado caro.

Y una se muere
a ratitos,
de a poquitos
sin haber podido mitigar
uno sólo de sus jodidos calvarios.

NOTA: Poema del libro “No está prohibido llorar con los supervivientes” de Silvia Delgado Fuentes