viernes, febrero 19, 2010

Alcoholismo II


Se fue sin decir adiós,
simplemente no volvió.

Lo buscamos.
Buscamos su vientre inflamado,
sus ojos amarillos,
sus dedos temblorosos.
Buscamos su caminar torcido,
sus voces roncas,
sus manotazos,
sus delirios.

Lo buscamos en otros rostros solitarios,
bajo los puentes,
en los portales,
en los bancos,
en los parques,
en el campo.

Lo buscamos en las iglesias,
en los comedores solidarios,
en las peleas,
en la mendicidad puerta a puerta.


Lo buscamos hasta encontrarlo
un frìo dia de verano
ahogado con sus propias manos.

miércoles, febrero 17, 2010

Alcoholismo I


Los veranos son fríos
cuando se duerme en portales,
cuando el temblor de los dedos
toca canciones sin violines,
cuando la cirrosis,
cuando los dolores.

Los veranos son delirios,
no existen para los mendigos,
nosotros, siempre tenemos frío,
nos tirita el corazón
y bebemos nuestra soledad
como único exorcismo.
Solos,
con nuestras roncas soledades.
Bebemos uno a uno,
de un trago,
hasta morirnos,
hasta olvidar que una vez
la vida nos vivió
y la perdimos.

jueves, febrero 11, 2010

Acoso sexual III


En aquella casa
dejó de estar la niña que se peinaba las trenzas.
Dejamos de verla lavàndose los pies en una acequia.
Dejamos de oírla llamando hambrienta a las puertas.

La miseria callò el crimen,
lo cubriò de heridas
y se encogió de hombros
cuando la vio partir
a su destino triste
de triste puta entre sirvientas.

miércoles, febrero 10, 2010

Acoso sexual II


Era un hombre sin sudor ni puños gastados.
Llevaba a rastras el corazón.
Hizo su oferta:
mi hija a cambio de pan,
de carne, de aceite.
Se la llevarìa a su casa
para que le limpiara la costra,
para que le abrillantara la plata,
para que le planchara las sàbanas.
Se la llevarìa a su casa.
Se llevarìa a mi hija,
sòlo piel y sòlo huesos,
sòlo hambre.
Se la llevarìa como ofrenda.
Se la llevarìa de mi casa sin manteles,
sin comida sobre la mesa,
de mi casa humillada por la pobreza.
Se la llevarìa para destrenzarle las trenzas,
para clavarle en los huesos
todos los ayes de su miseria.
Y volverìa, si,
un dìa a la semana
con los ojos ya de piedra.
Y volverìa, si,
para compartir su sueldo y su dentera.
Y volverìa, si,
para olvidar a aquel viejo
que le laceraba la piel
hasta hacerle sangre.
Para olvidar un instante a aquel viejo
que podía comprarlo todo menos la decencia.

lunes, febrero 08, 2010

Acoso sexual I


Dijo que iba a quitarme la mugre, los piojos.
Dijo que tenía que ser por el día sirvienta
por la noche soltarme las trenzas
y no cerrar la puerta.

Dijo que me aguantara las náuseas,
que no llorara,
que a mí qué más me daba quitarme las bragas.

Dijo que estuviera callada,
que tragara saliva,
Que no temblara.

Por un plato de comida tuve que abrir
mil y una veces las piernas.

Para no morir de hambre.
Para no morir otra muerte.
Para no morir otra muerte temprana.

domingo, febrero 07, 2010


Dice Silvia que los sueños son tan delicados que al menor descuido se rompen en mil pedazos.

Dice que con ellos hay que tener mucho cuidado; no agitarlos demasiado, no hablarles en voz alta, hay que dejarlos crecer a su ritmo y nunca, nunca, nunca empujarlos, ni obligarles a que apresuren su paso.

Dice Silvia tambièn que los sueños son mas sueños si atraviesan el tiempo a horcajadas del amor, si se mantienen sedientos en la noche sin prisa del abrazo y la caricia.

martes, febrero 02, 2010



Dice Silvia que hoy no es posible ser poeta.

Dice que ella siempre desempeñò este trabajo precario de verso tos y madrugada, pero hoy la despidieron en sueños, sin carta, sin aviso, le dijeron: "no vuelva usted mañana" y se encontrò en la calle con cientos de oficios imposibles, largas filas de hombres y de mujeres cargando con la incertidumbre, el llanto de los hijos.

Dice Silvia, que no, que no es posible ser poeta en este mundo partido en dos mitades donde la palabra la tienen quienes no dicen las verdades.

No, no es posible ser poeta, cerrar los ojos, apretar los puños y dejar que corra el aire.
No, dice Silvia, esto, no es posible.