Dice que generalmente somos tan desafortunados que no reconocemos al amor brillando granate por todos los sitios, dice que pasamos de largo, o lo pisoteamos y queda ahí, triste, solitario, palpitando y vamos con nuestros costados abiertos, con nuestros corazones ulcerados, con nuestras manos y nuestras mejillas frías y sanguíneas.
Dice Silvia que a veces somos seres incapaces de reconocer las migajas de ternura con las que a todos nos obsequia la vida.
Estás ahí, amor,
en el pan, en la vida.
Estás ahí.
1 comentario:
Vamos tan de prisa que solo vemos sombras alejarse repentinamente y
ni siquiera nos preguntamos, ¿qué pudo haber sido?
DTB
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