lunes, julio 30, 2007

Dice Silvia que hoy siente como si las venas se le estuvieran atrofiando, como si llevara todo el día demasiado lejos de sí misma.
Dice que ve eternas filas de mujeres y de hombres caminando por las aceras, sin rumbo fijo.
Dice que ninguno sabemos a dónde ir, ni qué hacer, ni qué decir.
Dice que parecemos fantasmas de plomo o de arena, fantasmas sin sombra, sin sol.
Dice que ella hoy buscó dónde agarrarse, donde tomar unos sorbos de vida, buscó en los otros una señal, una mirada, pero era de noche. Había anochecido.
Dice que a ella de vez en cuando se le queda la esperanza partida en dos sobre la cama, como si estuviera enferma, como si la estuvieran amputando los argumentos. Dice que días así es mejor cerrar a cal y canto el corazón y guardar silencio.
Voz de rosas y de vino,
voz de viento,
regresa a mí, deja todos los cuentos.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Ciertamente estar enfermo es apagar la luz, conservar energías... pero para qué? dónde va esa energía? a la enfermedad misma. Podríamos probar el camino inverso, encender las luces, incluso los feos carteles, llenar de colores el cuarto, quitarse los lentes y si tenés suerte y sos astigmática como yo; verás un mundo revuelto como si se derritiera... dicen que no es real pero ¿a quién le importa?
Un abrazo grande