jueves, agosto 02, 2007

Dice Silvia que ella sabe cuánto quiere a las personas cuando siente que se le caen de las manos. Dice que comprueba que sus palmas se llenan de agujeros profundos, abismales, dice que mira los huecos que le quedan, las llagas, las perforaciones, como si fueran pozos sin agua y entonces busca el nombre.
El nombre de quien tanto ama.
Y trata de rescatarlo pegándoselo, haciendo con su amor arcilla.
Dice que no para hasta conseguirlo, no para hasta tener una nueva piel, unas nuevas manos. No para hasta recuperarlo.
Son sólo carne y huesos y dedos
suficientes para sostener
todos los mundos de acero.

1 comentario:

Daniel Pelegrín dijo...

Silvia dice, y su decir no es sólo decir, es conocer. Es dar a conocer. Y dar a sentir. Gracias. Salud