Dice Silvia que el deseo, los sueños, son elementos cotidianos que andan descalzos, que se pierden y reencuentran, que ayunan y se alimentan en cada latido, en cada mirada, en cada abrazo.
Dice Silvia que miramos, tan lejos, tan alto, que descuidamos nuestros pasos y dejamos que los sueños cercanos, esos que van a nuestro lado, los dejamos en el camino tristemente desahuciados.
Con un sueño basta,
uno que vaya
del llanto a la mortaja.
3 comentarios:
Fuimos aprendiendo de las alturas y de dejar cegarnos, aún cuando aquello inalcanzable alguna vez
- y sólo alguna vez-, se volvió cotidiano reflejo del polvillo de unas alas posadas suavemente sobre nuestros cuerpos.
Han sido los menos. Y tanto más el cotidiano y pequeñito asombro que camina a nuestro lado.
Sí, aquello que solemos abandonar al descuido.
Pero, bastará con uno solo?
Hermoso y certero como siempre. Un abrazo grande.
M
mejor un solo sueño para no dispersarse, así el esfuerzo da más fruto
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