martes, noviembre 18, 2008

Dice Silvia que hemos construido nuestras vidas sobre bases un poco inciertas. Dice que perseguimos sueños inalcanzables, sueños que escapan, imposibles de agarrar cuando el viento azota nuestra sangre.
Dice Silvia que el deseo, los sueños, son elementos cotidianos que andan descalzos, que se pierden y reencuentran, que ayunan y se alimentan en cada latido, en cada mirada, en cada abrazo.
Dice Silvia que miramos, tan lejos, tan alto, que descuidamos nuestros pasos y dejamos que los sueños cercanos, esos que van a nuestro lado, los dejamos en el camino tristemente desahuciados.

Con un sueño basta,
uno que vaya
del llanto a la mortaja.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fuimos aprendiendo de las alturas y de dejar cegarnos, aún cuando aquello inalcanzable alguna vez
- y sólo alguna vez-, se volvió cotidiano reflejo del polvillo de unas alas posadas suavemente sobre nuestros cuerpos.
Han sido los menos. Y tanto más el cotidiano y pequeñito asombro que camina a nuestro lado.

Sí, aquello que solemos abandonar al descuido.

Pero, bastará con uno solo?

MIRIAM dijo...

Hermoso y certero como siempre. Un abrazo grande.

M

Anónimo dijo...

mejor un solo sueño para no dispersarse, así el esfuerzo da más fruto