sábado, marzo 15, 2008

Dice Silvia que lleva palabras pegadas a su falda. Dice que están ahí, abrazándose las rodillas, delirantes. Dice que tienen los ojos brillantes, que viven su vida lentamente y que se dejan acariciar tan suaves y tan deshabitadas.
Dice que el silencio se derrama molesto entre las rendijas de quien espera. Como si la mudez fuera cicuta que envenena.
Dice Silvia que gracias al silencio las palabras abren sus alas para agitar la memoria. Y desenredan poco a poco la voz que no dice nada.
A tiempo lento se desperezan,
a tiempo lento.
a tiempo demasiado lento.

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