Dice que hoy continúa haciendo lo mismo, de igual manera, afuera, dice, el mundo chirría oxidado, afuera, los aullidos, los golpes, la miseria se baten en un duelo desgarrado y ella se esconde bajo las sábanas y se siente a salvo porque mientras canta sólo oye su voz aniñada.
Afuera, dice, hay días que no se oye más que el fragor de las batallas.
Una tregua.
Un respiro
frente al ruido.
1 comentario:
palabras que atesoran la calidez de un homenaje a esa niña (mayor) felicidades Juan.
un abrazo.
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