jueves, enero 31, 2008

Dice Silvia que la memoria es caprichosa, que cierra por dentro algunos episodios de la infancia para que no se oreen las heridas.
Dice que esto nos ocurre a todos y por eso caminamos con los ojos llenos de arena, porque no podemos tocar al niño que llevamos, al niño ulcerado desde tiempos tan remotos.
Dice Silvia que cuando encontramos la llave, cuando le damos la mano, cuando le ayudamos a salir y permitimos que sanen sus rodillas entonces regresa a nosotros, tibio, risueño, bien peinado.
Regresa a nuestros ojos para estrenarlos.
Sal de tu encierro.
Niña,
no tengas miedo.

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