viernes, enero 25, 2008

Dice Silvia que es difícil abrir las alas, mantenerlas extendidas. Dice que caminamos con los codos bien pegados, no vaya a ser que alcemos vuelo y sintamos el vértigo de la vida.
Dice que tenemos tanto miedo, somos seres tan temerosos que lloramos a solas para que no nos vean mortalmente humanos.
Dice que nuestro caminar es lento y torpe, como de anfibio.
Y dice que no queremos volar, no vaya a ser que por vez primera seamos felices y esto sí que nos aterra.
A ambos lados están.
Sólo tienes
que moverlas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me conectas con un breve pero enorme poema del chileno David Turkeltaub. Creo que alguna vez te lo presenté:

No tengo por costumbre abrir las alas
Qué alas voy a abrir si están quebradas

Apenas sé reptar por esta tierra
El agua se arrepiente de tocarme