Dice Silvia que al pasar a su lado él mira de frente y ella sin embargo, camina mirando al suelo. Dice que no bastan unas monedas, ni un plato tibio para resarcir a este hombre sus miserias.
Dice que no se trata de piedad, que este hombre, otros hombres, otras mujeres, nacieron con el derecho a pan y abrigo que se les niega y dice Silvia que maldita esta sociedad que los convierte en invisibles a los ojos de cualquiera.
Maldita sociedad de mierda
que esconde la mano
y arroja las piedras.
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