miércoles, mayo 02, 2007

Dice Silvia que hoy, desde que despertó, tuvo ganas del llorar.
Si, como si esta tibieza con la que respira fuera el compás, el ritmo acompasado de la lluvia y de las lágrimas. Como si fuera el latido necesario para sobrevivir. Dice que seguramente todo el mundo se siente de vez en cuando así. Seguramente caminamos por el filo de la tristeza sin llegar a caer dentro de ella, seguramente todos caminamos por el filo de la alegría sin llegar a caer tampoco definitivamente y vamos así, despacio, rítmicamente, con este miedo imposible al tropiezo, al traspiés, al desvanecimiento.
Dice que cuando se siente así llama a su madre y se van las dos a tomar unos vinos.
Y beben en silencio, lentamente y les parece que afuera están en llamas, les parece que afuera, quedaron los escombros, los aullidos, los rencores, la mala vida y ellas, ambas, las dos, por un momento están a salvo, les parece que al fin encontraron un refugio y son para siempre imbatibles.
Mi madre es una mujer limpísima,
barre todas las mañanas su alma
y sacude, del corazón, la porquería.


3 comentarios:

Irantzu dijo...

Qué bien escribes, de verdad.
Leerte con Damien Rice de fondo es demasiado.
Una pregunta: la frase en negrita que cierra tus posts es tb. tuya, verdad?

Silvia Delgado dijo...

querida Irantzu:
eres muy amable conmigo o con mis palabras, que son lo mismo.
Busqué tu blog, para responderte con un mail, pero no pude acceder.
En fin, te agradezco tanto, tanto, la generosidad de tus letras.
Y si, la frase en negrita es mía, las utilizo como epílogo, como punto y final, como punto y a parte, como punto.
un abrazo...
y escucharé a Damien Rice, ¡¡¡soy tan ignorante que no conozco esta música...!!
eskerrik asko, Silvia.

Mauricio Feller dijo...

Argonauta Callejero dice que, en alguna parte del camino, descubrió que la belleza no es triste, que la tristeza no es bella, que la belleza es el camino, que los caminos son sólo caminos, que los caminos no son necesariamente nuestro andar.