domingo, abril 15, 2007

Dice Silvia que hoy vino Amancio a su casa, traía su sonrisa negra, desdentada, y una bolsa llena de pescado.
Dice Silvia que Amancio es flaco, tímido, reservado. Dice que lleva los huesos machacados por el trabajo, la piel reseca, la memoria llena de heridas y dice que camina sin dios y sin pecado.
Silvia siente cuando mira a este hombre viejo que el mundo cabe en sus ojos y que en sus manos está toda la poesía.
Dice que Amancio es el hombre más importante que conoce y cuando la visita, con su presencia, con su hablar tranquilo y profundo llena de dignidad el aire que ambos están respirando.
Sólo nos quedan un montón de huesos
gastados por los besos
y los sueños.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Este montón de huesos.....pronta a volver despacio para llevarse bajo los párpados tu poesía, te deja un beso.

@Mar

Irantzu dijo...

Eso nos queda, eso somos, ni más ni menos.

pA* dijo...

Bien, aquí esta mi blog...[http://zumhimmel.blogspot.com/] siempre gracias, silvia.

Lety Ricardez dijo...

Por aquí también tengo un Amancio, pero él para mi no es tan importante, no le conozco bien, la poesía me la trajo Jacinto, el era jardinero y también guardaba los columpios en el jardín de niños, allá, cuando yo tenía cuatro años

Besos poética mujer, mujer poesía

Alma dijo...

Bellas y largas conversaciones tuve con aquella señora que cuando
la visitaba, bajaba el volumen del radio, encendía su cigarro y
hablaba de una vida; la dibujaba con palabras, la coloreaba con
versos. La recuerdo con alegría porque, aunque su vida fue
dura..., vivió!

DTB