lunes, abril 16, 2007

Dice Silvia que hoy fue a la playa a leer un rato. Primero tomó una cerveza en el bar de siempre, y después, con Leopoldo María Panero bajo el brazo, caminó lenta y animadamente... pero la bucólica mañana terminó cuando se encontró con su amigo Alberto.
La cortisona está haciendo polvo a este hombre, ha deformado su cara, sólo queda de lo que fue, una risa amable, tierna, pero demasiado cansada. Iba acompañado de sus familiares y no quiso conversar como antes, se sentía avergonzado de su monstruosidad y se marchó a toda prisa.
Después Silvia, no tuvo ganas de leer más, no quiso leer más, se sintió ridícula por haber nacido poeta en este mundo de vecinos generosos, en este mundo de sufrimientos mal compartidos y se preguntó, de vuelta a casa, para qué, para qué su poesía si no la van a leer estos hombres y mujeres que escriben verso a verso poemas con sus vidas.
En la calle están escritas
todas las canciones de cuna
y todas las elegías.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno pues si escribe Silvia que sea como cantar... tristezas y alegrías... amargas y dulces canciones y ¿adonde llegarán? quien sabe

Hilvana Silvia tus hebras
de poesía las manos llenas
la duda no te carcoma
sólo canta, canta sola

y escribe un poco
para acabar bien el día
y échale un irrintzi
también, a la alegría

Lety Ricardez dijo...

Este libro de "dice Silvia" me llena el alma de preguntas y me da también muchas respuestas, así que como vez, tu escribes, y sólo así la vida se convierte en poesía

Sigue mi admirada Silvia que nosotros te seguimos

Alma dijo...

Naturaleza humana...
esconder lo que suponemos no se ve bien, aunque hay cosas que se
notan mucho más que otras y supongo que es algo normal
sentirse un poco mal por ello, aunque no deberíamos permitir que
eso se interponga entre una buena amistad...

DTB