martes, enero 30, 2007

Dice Silvia que hoy estuvo trabajando con ancianos psicogeriátricos, es decir, viejos locos.
Dice que a ella le aterra este lugar porque nunca hay silencio y los viejos babean y están atados, y se golpean el rostro o gritan o arañan o mueren simplemente.
Dice que cuando ve a estos ancianos, ajenos de sí mismos, convertidos en sus propios enemigos, entonces, dice Silvia, les acaricia el rostro, les agarra de la mano o les habla suavemente.
A veces alguno de esos locos mira como sólo miran los muy cuerdos, como sólo miran los muy viejos. A veces, dice Silvia, es mejor no imaginar qué están sintiendo.
No saben quienes son.
Sólo saben que su muerte
lleva el paso ya muy lento.

3 comentarios:

CEL dijo...

Este el diario acontecer de muchos ancianso, que no saben quienes son ni si viven, pero todavia sienten el calor de una mano amiga.

Un beso

Alma dijo...

Imagenes llegan a mi mente...

De seguro ha sido un gesto que los reconforta mucho.

DTB

Lety Ricardez dijo...

Silvia queridísima no se en verdad de donde sacas tu fuerza para vivir