
Esto ocurre, dice Silvia, porque ya poco nos importa. Y vamos empujando cuerpos a los puñales y crecemos maltratando perros sin amo, niños cobardes, padres sumisos. Crecemos así, omnipotentes, ignorando epílogos trágicos y no lloramos. Y no nos compadecemos y entonces, cuando alguien agita su bandera blanca, nosotros más bestias que nada, rematamos la faena a dentelladas.
Si pudiéramos recuperar
la triste humanidad
que estamos perdiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario