viernes, diciembre 01, 2006

Dice Silvia que hoy entró en un bar y ahí estaba un hombre que fue su amigo.
La última vez que vio a Iñigo, hace casi un siglo, lo vio con su hijo.
Hoy es el mismo pero distinto, le quedan pocos dientes y la mirada es la mirada de los que no ven nada, ni siquiera a sí mismos.
Dice Silvia que hubiera deseado darle un abrazo... pero supo que este hombre era ya un extraño, que hablaba solo, con los codos apoyados sobre la barra, habitante de otro planeta, no de este .
Dice que se marchó sin pagar y que al irse, la observó indeciso, muy triste.
No se atrevió a pedirme dinero, dice Silvia, prefirió continuar siendo fugitivo de todas las tabernas, prefirió, por dignidad, imaginar que no me había dado cuenta de quien era.
Maldita sea esta puta vida.
Maldita seas,
Maldita bestia.

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