jueves, noviembre 30, 2006


Hoy todo el barrio guardó un minuto de silencio. Encontraron en una pensión el cadáver de un hombre de cincuenta años, fallecido probablemente en septiembre. Nadie, hasta hoy, echó en falta su saludo. Ni un amigo, ni un perro, ni un sobrino. Nadie. Pasó por la vida sin dejar rastro y lo encontraron de casualidad, acostado en la cama, con una cicatriz en el abdomen.. pero muerto. Muerto de remate.
Vivió y murió este hombre anónimamente, unas pobres iniciales, J.P. le bastaron.
Y yo, desde aquí me pregunto cómo es posible que ocurra esto, cómo es posible, cómo es posible...
amor, hoy,
te doy una patada
y te envío al olvido.

No hay comentarios: