miércoles, diciembre 20, 2006


Dice Silvia que estos días está recibiendo felicitaciones, a bocajarro, por correo electrónico o convencional de gente de aquí y de allá.
Dice que ella en estas fechas no sabe exactamente qué se celebra.
Dice que no se explica por qué las iglesias están tan vacías y las perfumerías tan llenas.
Dice que nadie habla de parar este carrusel de esquizofrenia.
Nadie habla.

Dice Silvia que de madrugada, cuando se oyen los huesos crujir, cuando los llantos y la soledad se convierten en fantasmas gigantes, de nada sirve saber que nació un dios en cualquier parte, sólo importa, a los que rozan con sus dedos el abismo, a los que diariamente lo apartan, o lo destrozan sólo les importa saber que pueden contar con alguien.
Simplemente. Lo demás es una fábula que se compra y que se vende.
Dios esta,
a la derecha de Bush
y a la izquierda de Bin Laden.

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