martes, diciembre 19, 2006

Dice Silvia que ayer un hombre en Bilbao murió electrocutado al tratar de robar un cable de cobre.
Dice que se escuchó un fogonazo y un grito:”Antonio, Antonio” y después encontraron el cadáver. Vivía en una chabola.
Dice que cuando supo que un hombre había muerto así, es decir, era otro muerto de miseria, pensó, que es una pena que el titanio del museo Guggenheim no refleje la verdad de esta ciudad de mierda , dice que podría, por ejemplo, cada una de sus placas, mostrar el rostro de los que viven hacinados en los pisos pateras, los ojos de las mujeres que sobreviven a los golpes de la pobreza, debería mostrar las manos de los trabajadores que están en el paro, de los que trabajan ilegales, de los que lo hacen en precario, debería, cada una de esas láminas que tanto dinero nos costaron mostrar sin pudor, a los ancianos, a los emigrantes, a los que venden en las calles, a los que mendigan , a los que roban en los centros comerciales, a los que mueren cada día electrocutados, de soledad o de hambre. Si debería, pero brillan tanto esas placas de titanio que aprendimos a caminar por la ciudad con los ojos cerrados y de nada serviría.
¿cuándo recuperaremos las calles,
las plazas, las paredes?
¿cuándo?

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