domingo, noviembre 26, 2006


Dice Silvia que ayer conversó sobre la vida y la muerte con una niña de tres años.
Dice que esta niña, Aida, hablaba con naturalidad de dios, como si existiera.
Dice que en una ocasión, hace algunos años, se encontraba en un campo de refugiados en Bosnia –Herzegovina. Dice que vivían en una escuela abandonada, sin cristales, ni puertas y que se morían de frío, que para calentarse sólo tenían las manos y el aliento.
Dice Silvia que en aquella situación difícil ocurrió que un día vino un grupo de gente preguntando por los refugiados católicos,( sólo había uno, entre 200 personas, un joven loco, el resto eran musulmanes), a el cristiano le dieron mantas, comida, dinero, a ,los demás... silencio.
Dice que desde entonces tiene la certeza de que dios es el gran invento.
De existir, concluye Silvia, sería esquizofrénico, suicida o terrorista.
Sentados a la derecha de dios
no están los mancos.
Están los que siempre entran en el reparto.

1 comentario:

Lety Ricardez dijo...

De lo que hacemos los malos Dios no tiene la culpa, en lo que haces tú, Dios se regocija