martes, noviembre 28, 2006


Dice Silvia que no puede creer en la existencia del alma porque ha visto morir demasiadas veces.
Ha visto muertes repentinas, dilatadas, muertes amarillas. Ha visto morirse de dolor, de soledad, de pobreza, de inquina.
Ha visto cadáveres en tantas ocasiones que la experiencia le enseñó a interpretar los presagios. Dice que cuando una persona va a morirse, una mosca azulada ronda la casa, dice que este ha sido siempre el aviso definitivo.
Dice que cuando la descubre grande, viscosa, amorfa... vigila a quién se acerca, sobre qué manos se posa o alrededor de qué rostro revolotea.
Y entonces sabe quien será y apunta en secreto la fecha y el nombre.
Es imposible
matarte en mi corazón
y no morirme.

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