miércoles, enero 06, 2010

Dice Silvia que a veces nos exigimos demasiado. Dice que parece como si lo quisiéramos todo ordenado, limpio. Queremos ser perfectos, ser buenos, ser justos, ser dioses minúsculos de barro, queremos que los demàs sigan nuestro ejemplo, que caminen por nuestro sendero, que respiren el mismo desaliento.
Dice Silvia que es agotador esto, pues cada cual intenta traer para su lado al mundo y tira y tira de la soga y no nos movemos un solo milímetro, porque hay tantos mundos, senderos, desalientos, como corazones tirando.

2 comentarios:

ralero dijo...

Quizá sea porque sólo alzanzando a acompasar el ritmo de dos corazones es posible disponer de unos instantes de gloria. O no, seguro que no; no sería justo culpar al corazón de la desazón que lo ocupa.

Abrazos.

Una dijo...

y aunque sea cansado, siempre segimos queriendo ser y ser lo mejor.