viernes, noviembre 13, 2009

¿por què escriben las mujeres?

Cuadro El grito nº3 de Guayasamin

¿qué vale una mujer?, ¿para qué sirve una mujer viviendo en puro grito?
(Angela Figuera)


Hay una mujer que nos habla desde las raíces, desde la tierra, desde la sangre primigenia, esa mujer viene atravesando la infamia con sólo su dolor por bandera, esa mujer es la misma que llevan dentro las modistas, las prostitutas, las trabajadoras, las artistas. Esa mujer, de huesos y arcilla, de palabras poco convenientes, la misma que presenció el parto primero, esa mujer nos dice en alta voz o en susurros que venimos de la misma herida y que juntas debemos salir a la luz a golpe de verso o de salario.

Venimos de un mundo que nos da la espalda.

Por lo tanto nada nos distingue somos todas y ninguna.

Y porque nos une esta realidad de siglos nuestra poesía, debe ser igual que la labor de las mujeres en el campo o en los negocios. Debe ser pan, canción, elegía. Debe ser una poesía sin tapujos, sin paños calientes, una poesía de pecho al descubierto, de larvas y de rosas. Como hicieron antes, como están haciendo tantas. Poetas o maestras.

Escribir es una costumbre, es en un acto subversivo, de compromiso con todas nosotras, como si fuera un delirio, una victoria , una letanía.
Escribir, verso a verso, golpe a golpe, con todos los ayes y los hasta siempre.
Escribir como si fuera un largo etcétera, un borrón y cuenta nueva, un escozor, una protesta utilísima .
Escribir, porque nos arrinconan, nos parten el corazón y nos dejan solitarias, calladas, ahogando la voz con musgo o con piedras.
Escribir es firmar un pacto solidario por las que están en la penumbra, escribir es dar la mano, es soltar palomas, es decir, simplemente aquí estamos desde el principio.
Aquí estamos.

Por esto obedezco el dictado de la mujer primigenia que está en nosotras salvándonos de todos los abismos y escribo mientras hay quien anónimamente enhebra los sueños o los amamanta.

*
Escribir desde las mujeres que somos, desde la mujer que soy es un acto de rebeldía.
Que quede nuestra palabra impresa para que no digan nunca que nos escondimos.
Para que no digan.
Para que no sigan diciendo.

*
Silvia Delgado Fuentes, sábado 26 de mayo 2007.

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