jueves, noviembre 13, 2008

Dice Silvia que despuès de tanto tiempo callada no sabìa como empezar a hablar.
Dice que esta mañana su voz se estrenò suave, debilitada, tibia.
Dice que mientras hablaba, tiritaba como una niña con frìo y caìan las palabras en sus labios limpiándole el miedo y caìan las palabras en su corazón arrancàndole el musgo y le desclavaban las uñas, e insistìan destrenzándole las venas.
Palabra a palabra fueron arrancando todas, todas las espinas, todos, todos los ayes, todos, todos los silencios.
Dice Silvia que cuando llegò la calma, aùn temblaba, pero al fin sentìa en orden la vida. Limpia.

las palabras
tocan a las bestias
y las amansan.


3 comentarios:

MANDALAS POEMAS dijo...

En hora buena regresas. Celebramos con alegría. Y adelante, que las palabras siempre son buena compañia.

Un abrazo,


Víctor

Anónimo dijo...

Desde su propio asombro las palabras de Silvia vuelven a ondular el lago del silencio. Lo atraviesan.

Las deja sentir como ojos más profundos que la hondura.

Gracias

Anónimo dijo...

sentir la vida limpia, eso seguro que da gusto

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