Dice esto porque parece que nos conformamos con las doctrinas más superfluas, con las reflexiones más frívolas, con las victorias más ridículas y dejamos hablar a los charlatanes y les entregamos nuestro aplauso.
Dice Silvia que en medio de tanto ruido es difícil escuchar a los niños. Es difícil oír una sola de sus ideas infantiles y clarividentes. Prestamos atención sólo a la voz elevada de los más idiotas.
Y dejamos que los niños vean asombrados cómo damos palmas sin avergonzarnos.
los niños de la tierra vienen cantando,
son demasiados,
debemos hacerles caso.
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