viernes, septiembre 21, 2007

Dice Silvia que a veces se siente perdida, como si la vida estuviera oxidada.
Dice que se mira y piensa que sus huesos son latón o hierro.
Dice que no le suena el corazón y se le atraganta el aliento.
Dice que entonces, cuando se siente así, le gustaría correr, esconderse bajo las balas, bajo las bombas, le gustaría marcharse de sí misma, huir hacia cualquier parte, refugiarse de su propia indiferencia. Le gustaría en momentos así de inciertos recuperar el asombro, estremecerse ante los crímenes, ante las injusticias, ante todo este cortejo siniestro de sucios y malolientes puños levantados.
Dice Silvia que a veces se siente así, y no sabe cómo hacer para dejar de mirarse ombligo.
Qué importan
las poetas
si no están en la tierra.

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