sábado, septiembre 08, 2007


Dice Silvia que ella, con frecuencia, ve ángeles.
Dice que no tienen alas, ni van vestidos de blanco, ni entornan la cara como si fueran de plástico. Son normales y corrientes, usan zapatos gastados, se afeitan el bigote y lloran cuando se les hace daño.
Dice que antes, cuando veía uno, cuando uno cualquiera pasaba a su lado con el periódico o con el pan bajo el brazo, entonces, dice que lo perseguía para saber cómo sobreviven en este mundo acorralado.
Dice Silvia que de un tiempo a esta parte ya no le hace falta correr tras ellos por las ciudades.
Tiene uno cerca.
Él ni siquiera imagina que una vez, mientras dormía, tocó su espalda y dos plumas pequeñas cayeron sobre las sábanas.
No te hagas el distraído,
sé quien eres,
sé de donde vienes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Está bien lo que escribes pero te repites demasiado, el mundo está jodido no hace falta que nos lo recuerdes.

Anónimo dijo...

Sí, es cierto: mucho mejor es no ver, no mirar, no oler, no rozar, escoger sólo lo más lindo y perfumadito. Para eso hay un espacio bajo las alfombras, para eso están los párpados.
El mundo estará realmente jodido cuando todos seamos todos pensemos así, cuando los poetas y las poetas firmen su carta de renuncia a ser videntes, cuando se siga a los ángeles para ver cómo sobreviven en un mundo acorralado