sábado, marzo 10, 2007

Mujeres de adobe,
cuencas vacías, manos sin huellas,
voz que no cuenta, geografías en venta.
Mujeres de petrificada memoria
que perdieron el cielo, las raíces,
las miradas, las protestas.
Mujeres en alcobas con cadenas,
mujeres tendidas, con las piernas abiertas,
el amor es ciénaga sólo de poetas,
el amor es invento de soldados y de doncellas.

Estas mujeres que se esparcen
en colchones apátridas,
que se hacinan en cuartos
donde llueven carencias,
que aguardan bofetadas y se alimentan
de mucha agua, poca sal y menos harina,
estas mujeres víctimas
de la maldad y de la pobreza,
soportan, desde que se despiertan,
la invasión implacable del cuerpo
y tratan de reunir hebras de esperanza
con las que defender su vida
a pesar de las afrentas.
Estas mujeres,
convertidas en carne de oferta
se maquillan sin espejo,
creen en dios a pies juntillas,
mientras las embisten,
se aferran a la cruz
y piensan que para ellas
la vigilia es su peor pesadillla.

NOTA: Poema de Silvia Delgado Fuentes del libro, “No está prohibido llorar con los supervivientes


2 comentarios:

Alma dijo...

Y las bestias que embisten con los cuernos del desdén y la arrogancia, vistiendo de Versace y con aromas de Dior, no dejarán de ser solo grotescas alimañas con mucho dinero en los bolsillos y un corazón completamente vacío.

DTB

Lety Ricardez dijo...

Ay Silvia, como siempre esa honesta mirada tuya que va dentro, y sacude la entraña.

Ojalá no desistas, ojalá continúes, porque tal vez no lo sepas por comentarios, pero se que te leen lo se y también se que calas hondo