viernes, marzo 09, 2007

Dice Silvia que pronto, su vida va a dar un gran cambio. Dejará de trabajar con ancianos.
Ya no agarrará la mano de los viejos hasta que amanezcan muertos.
No. Se terminaron las llagas, las ulceras, las bilis, las babas, se terminó presenciar sus soledades, sus fatigas, sus asfixias. Se terminó, si, se terminó ver deambular a seres vacíos de sí mismos, se terminó mirarles a los ojos para decirles, que si, que se están muriendo, solos, solos, solos.
Se terminó, maldita sea.
Se terminó presenciar diariamente, minuto a minuto, gota a gota, la ingratitud de la existencia. Se terminó si, ya no será testigo de tanta vida silenciada, arrinconada, mal coloreada.
Se terminó trabajar con el dolor como única herramienta.
Por eso tiene miedo, porque hizo de todo esto una costumbre y ya no sabe cómo hablar sin sentir que el que está enfrente tiene prisa, que el tiempo se le acaba, que le roe los huesos y las palabras.
Pronto, dice Silvia, deberá decirles a los viejos que se marcha y llorará porque les ama.
Adios viejos,
Otra mujer dará cuerda
a vuestros corazones.


2 comentarios:

Lety Ricardez dijo...

Ay Silvia, no puedo decirte sino que me alegro. Dios no les dejará sólo, otra alma fuerte vendrá a ayudarles y tú necesitas un descanso, breve porque te conozco y pronto estarás haciendo algo igual de fuerte, igual de generoso, pero al menos será un cambio

Alma dijo...

Espero que el cambio te siente bien y que sea para mejorar.

Besos.

DTB