viernes, febrero 09, 2007

Nadie sabe su nombre.
Ni su procedencia.
Nadie sabe su edad.
Nadie sabe que Liu tiene también familia.
Sólo vemos de ella, una mirada oblicua.

Se abre paso entre el gentío que la ignora o abuchea.
Y Liu conserva intacto el manojo, pese a los empujones,
y se detiene frente a quien ella considera que está
lo suficientemente cachondo
o borracho
o solidario
como para comprar flores a un euro.

De bar en bar,
sabe que cuando la risa afloja,
también aflojan los bolsillos
y entonces se acerca tímida,
soporta tirones de pelo,
roces en las nalgas,
regateos...
Hasta que al fin,
la limosna.

A Liu la violaron una madrugada.
En un portal.
Dos hombres.
Cuando se marcharon,
se abrochó la camisa y la rabia
y olvido para siempre
que su cuerpo había sido embestido
por los mismos que le compraron flores,
los mismos que fueron espléndidos
con sus mujeres de miradas verticales.

NOTA: Poema titulado “Liu”, del poemario “Las cuarenta chimeneas del infierno” de Silvia Delgado Fuentes.

9 comentarios:

CEL dijo...

Triste historia la de "Liu".

Un beso y un buen fin de semana.

@Intimä dijo...

Hay desgraciadamente muchas miradas oblicuas por la calle.
Besitos .
Ha sido un placer visitar tu espacio.

Unknown dijo...

He quedado fascina con las cosas que dice Silvia. Te enlazaré para no perderte y así volver tantas veces como lo deseé. Me gusto!

Besitos.

Odel dijo...

Precios desgraciadamente existen muchas miradas asi

@Igna-Nachodenoche dijo...

La violaron, en cuerpo y alma quedará marcada para siempre.
Gracias a Cel por traerme a tu blog.

Topacio dijo...

Una historia cruda, real, irónica: un día alguien te alegra la vida con una sonrisa y al día siguiente te humilla brutalmente.

Buena recomendación la que nos ha hecho Cel trayéndonos aquí.

Saludos.

Lucia dijo...

Triste historia de Liu, me ha conmovido.
Besos

Lety Ricardez dijo...

Querida Silvia, recuerdo el primer poema que te escuché allá en Santo Domingo, hace ya tantos años que no llevo cuenta, por supuesto que no fue este, pero todos llevan tu firma en carne viva,

Besos amiga mía

Alma dijo...

Advertir de dagas que mancillan un cuerpo, más no su alma...

DTB