Dice que hoy, después de estar con él, de despedirse, de verlo marchar con su camisa a cuadros y su inmenso silencio, dice Silvia que sintió que era un hombre al que el amor, le había convertido en un desterrado.
Y sintió tanto dolor, tanto, al mirar su cuerpo alejándose solitario, tan grande fue su daño, que se quedó paralizada hasta que al fin desapareció.
Y tras él, agarrado a su sombra, el desasosiego de todos los hombres que callan demasiado.
¡Ay, si yo pudiera,
arrancarte el dolor
con el que te parieron¡
3 comentarios:
Silvia, hay dolor que duele más que el propio.
Un abrazo
Un hasta luego y un regreso en lista de espera.
DTB
PD: Secundo a Cel.
Y sin embargo, cada uno arrastra o carga su cruz, eso es inevitable.
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