sábado, noviembre 18, 2006


Dice mi amiga Silvia que sólo la crueldad nos distingue de las bestias.

Dice esto para comprender que mató a un perro a patadas y después pudo compartir con sus amigos la merienda.
Dice esto porque recuerda al animal agonizante, tendido en medio de las vías, rodeado de niños que lo golpeaban como si fuera un saco de harina.
Dice esto porque después ha visto esa misma mirada suplicante en otros sitios.

Dice que la mirada de terror es siempre la misma, que la ha encontrado entre los escombros de las casas, entre los escombros de las familias, entre los escombros de las parejas.
La mirada siempre es la misma, dice Silvia, la de la víctima.

No es cierto,
los verdugos no tienen
cara de miedo.

1 comentario:

Lety Ricardez dijo...

Imagenes y palabra se abrazan para estremecernos por partida doble