
Dice que ella ha conocido esas tierras, pobres entre las pobres, tristes entre las tristes. De primera mano, con sus propios pies ha conocido la atrocidad de vivir una vida que para muchos ojos no vale nada.
Dice que caen las bombas y son masacrados, uno a uno, ciento a ciento, la sangre discurre como rìos, como mares, como cielos.
Aùllan los corazones.
Dice que desde aquí puede oírlos, minuto a minuto y acompaña con su propia muerte esas muertes tan inútiles, y muere Silvia cada instante y muere hoy en todas y cada una de las muertes, por los siglos de los siglos.
Muere con las palabras reventadas, junto a todas las palomas, junto a todas las esperanzas.
3 comentarios:
Me siento igual que tú. Igualmente indignada. Igualmente impotente. Igualmente imposibilitada de imaginar un dios, en estos tiempos.
Te quiero mucho, Norma
Silvia, la esperanza tiene las manos llenas de impotencia, esa misma que nos inmoviliza por no poder hacer nada. Me uno a ese llanto que nuevamente produce el humo negro en Los Balcanes.
Mi abrazo siempre
Andrea
Es difícil encontrar las palabras. La indignación y la injusticia suelen enmudecernos, pero vos logras decir en pocas palabras lo que muchos sentimos. Cariños.
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