Dice que otras veces, sus palabras se convierten en semillas diminutas que se pierden al menor descuido y las picotean las gallinas y las barren las vecinas y agonizan tristes entre el polvo y la ceniza. Dice Silvia que no sabe porqué sus palabras hoy laten tanto y tan deprisa. Debe ser porque llevan la vida a cuestas.
Poesía,
no me dejes,
yo no sé de traiciones.
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