jueves, enero 03, 2008

Dice Silvia que ella escribe palabras pequeñas y a veces, se vuelven enormes. Dice que cuando las ve crecidas, saludables, con la frente limpia, se siente feliz y entonces le gustaría tener palomas en su ventana para contárselo y que lleven su mensaje claro.
Dice que otras veces, sus palabras se convierten en semillas diminutas que se pierden al menor descuido y las picotean las gallinas y las barren las vecinas y agonizan tristes entre el polvo y la ceniza. Dice Silvia que no sabe porqué sus palabras hoy laten tanto y tan deprisa. Debe ser porque llevan la vida a cuestas.
Poesía,
no me dejes,
yo no sé de traiciones.

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