lunes, noviembre 26, 2007

Dice Silvia que no sabe cómo ordenar su mundo. Le resulta muy difícil recordar los lugares exactos; dónde estaban sus rencores antes de la vorágine, dónde estuvo su furia, dónde su envidia, dónde su amor, dónde su poesía. Y entonces se queda en medio de la nada con el polvo cubriéndola mansamente.
Cuando le ocurre esto, cuando se paraliza y no sabe por dónde seguir, entonces, dice, escucha el eco de su voz, esa voz que se repite hondamente, esa voz que todo lo sabe, que todo lo guarda, que todo lo declama y cuando ha comprendido qué le habla desde la entraña, entonces, dice Silvia, renace su corazón con cada cosa en su sitio.
Pasan siglos
y no te oigo,
¿dónde estás cuando te necesito?

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