jueves, octubre 25, 2007

Dice Silvia que el mundo se está consumiendo. Cada día que pasa sabemos de sus nuevos síntomas y nos vamos acostumbrando.
Dice que el ser humano se ha olvidado de sí mismo, se ha dado por vencido, por derrotado y cree que el amor es algo abstracto.
Dice Silvia que nos hemos convertido en mercaderes y aceptamos sumisos que todo tiene un precio. Todo.
Y dice que está anocheciendo, pronto nuestros corazones estarán expuestos en un bazar como objetos extraños e inservibles.
Si no eres brújula,
corazón,
¿de qué sirves?

lunes, octubre 22, 2007

Dice Silvia que de pronto sus sentimientos se queman.
Sí, se abrasan porque no sirven, son inútiles, inmensamente inútiles.
Entonces se pone a llorar y regresa a sus laberintos y cierra la puerta y esconde la llave lejos.
Dice que esa sensación de ceniza, esa impresión extraña de llevar un corazón de paja preparado siempre para la hoguera, ese olor a humo, a rescoldo, a fósforo cerca le indican que en definitiva no está lista para la vida.
De acero, de plomo, de hierro
así quiero ser,
así debo ser.

sábado, octubre 20, 2007

Dice Silvia que a veces se despierta con el corazón anudado. Como si estuviera atado a un presagio, como si le quisiera desvelar con este signo que algo sucederá.
Dice que entonces hace repaso y mira hacia fuera y vigila a sus seres amados para asegurarse de que todo está bien, que sus vidas fluyen tibias, con absoluta normalidad.
Dice que la inquietud no la deja en días como estos y siente que a sus espaldas se fragua un dolor ajeno que no puede remediar.
Días como estos, dice Silvia, nada le convence.
Fantasmas que no son suyos pisan los talones de alguien y no se lo quiere contar.
Este nudo en el pecho
no se va haciendo solo
ni solo se podrá desatar.

miércoles, octubre 17, 2007

Dice Silvia que el cuerpo hace ruidos misteriosos que no sabemos ni queremos interpretar. Dice que desoímos sus llamados, como si fueran caprichos y relatamos los sueños
sin detenernos a pensar qué se nos quiere decir a través de ellos.
Dice que sabe que no son proféticos, son simplemente voces que se hacen oír, símbolos ancestrales que nos señalan las heridas o los placeres.
Dice Silvia que ella con frecuencia sueña con cuerpos muertos, semienterrados o visiblemente expuestos, también sueña que no puede hablar, que las palabras se le enredan en la garganta, se le quedan incrustadas y ella se esfuerza en gritar.
Dice que estos dos sueños repetidos pronto desaparecerán, cuando resuelva todos sus silencios, cuando ponga nombre y apellido a todos sus muertos.
Dormir es viajar.
Viajar hacia dentro,
sin rumbo pero con regreso.

domingo, octubre 14, 2007

Dice Silvia que algunas personas hacen de sus vidas cuarteles, otras burdeles, otras la convierten en desiertos o en parroquias.
Dice que su vida es una torre con una sola ventana abierta a los pájaros. Dice que las paredes están frías y no florecen las orquídeas.
Dice que chirrían las cadenas y se escucha el eco de todas las voces que engañan.
Dice Silvia que un día bajará las escaleras cantando y se irá con sólo su piel a hacerse una nueva vida en el llano.
¿dónde estabas, esperanza,
cuando piedra a piedra levanté
esta muralla?

viernes, octubre 12, 2007

Dice Silvia que somos enemigos de nosotros mismos. Dice que saqueamos, arrasamos nuestros sentimientos, los arrancamos de sus territorios fértiles y dejamos que agonice el corazón en el desierto.
Dice que asumimos dócilmente nuestras vidas, como si los destinos estuvieran escritos.
Dice Silvia que aprendemos rápidamente a ser cobardes y sentimos horror a mirar, a vernos reflejados en los espejos, y no deseamos asumir que sólo somos humanos, sólo eso, Humanos enjaulados por nosotros mismos.
Dejemos hablar a nuestras voces,
a las más estridentes,
y a las más dulces.

miércoles, octubre 10, 2007

Dice Silvia que el pasado es una carga que se hereda.
Dice que llevamos ese peso intangible, agarrado a los ovarios o los testículos y nos hace caminar cabizbajos sin comprender porqué.
Dice que heredamos la historia de nuestras patrias, heredamos la historia de nuestras familias, heredamos y forjamos nuestras propias historias.
Pasados con las venas abiertas, pasados atrofiados, putrefactos.
Dice Silvia que es urgente reconciliarnos con esto, mirar hacia adentro, mirar pá fuera y resolver todos los pretéritos.
Poner nombre y apellido a los fantasmas, los que asesinaron los sueños colectivos, y los fantasmas más íntimos que nos ejecutan día a día.
Es urgente, dice Silvia, señalar con el dedo de la memoria cada uno de los olvidos.
Abrid la puerta de la historia,
dejad que salgan,
dejad salir a los fantasmas.

domingo, octubre 07, 2007

Dice Silvia que estos días le duelen los huesos, aúllan tristemente mientras camina.
Dice que en estos momentos, cuando le chirría cada uno, siente que la vida le está pasando factura. Demasiados trabajos precarios, demasiado mal pagados, demasiados excesos físicos para obtener un salario, una limosna, casi una propina.
Dice Silvia que estos días piensa en los hombres y mujeres que empezaron de niños a trabajar en las fábricas, o en los sembrados y piensa en sus huesos carcomidos, en sus vigilías, en sus cuerpos devastados. Piensa en ellos de noche y de día. En cómo harán para reir entre tanto calvario.
La justicia es una señora
que nunca se levantó temprano
para ir al tajo.

viernes, octubre 05, 2007

Dice Silvia que estos días se ha visto obligada a recorrer los abismos de la crueldad humana. Dice que ha tenido que pensar mucho en esto, en cómo se amansa a las personas hasta conseguir que no puedan ver. Dice que es terrorífico constatar que hay sociedades adoctrinadas para no contemplar al otro con sus dolores, con sus corazones agrietados.
Dice que esto la estremece, esta esquizofrenia social, pensar que quizá todos vayamos camino de ser así, incapaces de sentir empatía, que quizá un día, animalicemos al otro y nos convirtamos definitivamente en seres domesticados al servicio de quien sabe qué intereses.
Dice que esto lo piensa porque si está ocurriendo en Palestina, si esa tierra está vilmente ocupada, si aquello es el infierno, si en Israel son muy pocos los que están viendo este genocidio, ¿quién dice que nosotros estamos a salvo de convertirnos en verdugos?,¿en torturadores? ¿en sicarios?.

que no me arranque la vida el corazón,
aunque duela,
aunque reviente de pena.

lunes, octubre 01, 2007

Dice Silvia que su vida ha sido demasiado errante.
Ha sido una búsqueda insaciable de un lugar, uno cualquiera.
De ahí su empeño en hacer viajes, en explorar territorios, en observar corazones reclinados.
Dice que siempre se sintió sin un lugar al que volver, que en las despedidas jamás miró hacia atrás, que no sintió nostalgia y que ni siquiera su infancia fue su patria.
Dice que buscó y buscó su sitio en el mundo, bajo los escombros o sobre los sembrados, se cansó de caminar, de husmear los rincones.
Y dice que esa búsqueda fue inútil porque ese lugar aún estába naciendo.
Un día florecerá
mi nombre
en un trozo de tierra.